sábado, 29 de septiembre de 2007

CUANDO ÉRAMOS CHURRES

A las tres de la tarde, nos esperaban impacientes:”Lagartijo Macho” y la “Guanga Ramírez”. Uno con la pelota y el otro malhumorado con las camisetas.-Que jodienda. Si no vienen, nos íbamos al río-. Nosotros sonrientes: No sean cojudos, no ven que la demora no es culpa de nadie. Esa tarde teníamos un partido de fútbol en el colegio” Santa Rosa”.Recién habíamos formado el club “Flamengo” y era nuestra primera presentación en público. Jugaríamos con el Club “Los Aguiluchos”, que tenían como punta de lanza al “Flaco Dioses”, el mejor jugador del Alianza Atlético y de la Selección de Sullana. Pero no importaba, confiábamos en la velocidad de “Lagartijo” y en las arremetidas del “Chino” Arca. Esa tarde empatamos y contentos fuimos a la plazuela Checa. “Gaña”, el raspadillero, nos había guardado hielo y jarabe de tamarindo.

-Once raspadillas-cabeza de abanico. Y “Gaña”, con su acostumbrada voz temblorosa: Palomillas de M…Nosotros queríamos a “Gaña”; borrachito proyectaba una alma de infante, a pesar de sus sesenta años. Era un hombre calvo y nos sorprendía cuando decía la hora exactamente. En varias oportunidades lo observamos que miraba el sol y a veces hablaba consigo mismo; pero nunca supimos como se llamaba y si tenía mujer o hijos.”Gaña”, era para nosotros un viejo amigo que nos vio crecer por la plazuela desde churres. A mí una vez me dijo:”Que grande que estás manetito.

Al oscurecer nos pedía que le ayudáramos a empujar su carreta celeste. Pesaba como 200 libras y una vez que tomaba viada, se iba solito hasta cruzar la plazuela Checa y perderse de nuestra vista.

Al día siguiente muy temprano otra vez el raspadillero. Con su delantal marrón, nos dio siempre la impresión que tenía pinta de carnicero. Durante el día raspaba con vocación el hielo, trabajito diario que lo transformaba en un laboratorio, hombre apacible y patriarcal, lo notábamos así hasta que aparecía tristona la tarde. Se le veía cansado y triste, con una palidez sobresaliente. Si se emborrachaba al medio día nos fiaba la raspadilla. Y nosotros muy campantes, le decíamos: 8,000 soles de raspadilla con todos los jarabes.”Gaña”, nos replicaba: churres de M…

1958, nos tomó de sorpresa, a pesar de tener las primeras gilas del barrio Sur y de la calle Bolívar. Había conocido a Griselda y era como si hubiese descubierto la emoción más grande de mi vida. Cuando la veía gordita, con su colita de caballo y sus sandalias de verano, me parecía una muñeca linda, salida de esos cuentos que me había contado la maestra cuando era un elemental estudiante de primaria, con la timidez propia de los niños.

Ahora en el verano, podríamos distinguir mejor las sorpresas. Por aquellos días quise tanto a Griselda, que la buscaba día y noche en la casa de Melitina. Los muchachos de la calle Bolívar la enamoraban; pero estoy seguro que nunca les hizo caso. Cuando Griselda viajó a Tumbes a pasar sus vacaciones, supe que “La Guango Ramírez”, la fue siguiendo enamorando como un adulto. En Abril, supimos que había rebotado. Griselda, tenía su personalidad y era muy emotiva; pero se ponía con una cara de vieja, cuando le hablaban de besos y abrazos. Situaciones y cosas que las considerábamos las más hermosas del mundo. Era nuestra edad.

En su ausencia frecuentamos los chicheríos del barrio Buenos Aires; estuvimos casi todo el verano escuchando en las chinganas a Lucho Barrios, nuestro cantante preferido con su bolero ”Marabú”. Siempre escuchábamos llorar a la señora que nos vendía la chicha.

Su hija mayor nos dijo:”Es por el desgraciado de mi papᔿY dónde está tu papá?. No sé, creo que con otra mujer. No te preocupes también el mío tiene otra, dijo “Buche Pavo”.Ese no es un problema eterno. En Sullana, es común que un marido tenga su querida. La chica sonrió y me dijo:- Mejor vamos a bailar merecumbé - Y yo como un alucinado botando mis energías hasta las cuatro de la madrugada. A esta hora salíamos todos los machitos, después de haber ingerido cinco tinajas de chicha y claro de maíz, el verano pasado.

Poco a poco, sinceramente nos sentíamos hombrecitos y lo supimos cuando estuvimos en la casa de “Josesito”. Mi primo Mario había estado de lo lindo con una ecuatoriana y nos contaba maravillas. El burdel mal pintado y hediendo anclado en la arena, nos causó desilusión. Estuvimos como nunca inseguros; pero entramos y lo recorrimos minuciosamente durante cuatro horas. La ecuatoriana del cuarto número ocho, toda desnudita tendida en una cama rosada. Nos guiñaba el ojo y nosotros sacando pecho: ¿Lindura cuánto cobras? Y ella empecinada guiñándonos el ojo izquierdo, ahora con más fuerza. Nos miramos y decidí entrar. Para que no se diera cuenta de mi inexperiencia y del nerviosismo le dije.¿Te gusta la Feria?. Más o menos chico me respondió. Sin darme cuenta me había desvestido y todo flacuchento frente a un espejo, miraba su agradable cara, sus voluminosos seños, su poderosa figura morena, toda provocativa y tremendamente agresiva.

Estuve casi un siglo y me acarició tanto que me atreví a confesarle mi amor por Griselda. Al final, me olvide por algunos momentos de la gila y descubrí que el sexo a mi edad costaba treinta soles. Tenía catorce años.

Los muchachos estaban en el corralón de atrás y todos estaban asustados, porque la policía se acercaba por la Gran Unidad escolar “Carlos Augusto Salaverry”. Nos jodimos repetía ”Lagartijo Macho”. No te preocupes. Total no nos van a encontrar a dentro de los cuartos. Después de media hora, no había pasado nada. Nos contaron que los tombos iban en busca de dos rateros que habían asaltado a un comerciante ecuatoriano. Los lunes y los sábados bajábamos al río por la loma del canal, íbamos a buscar una playa y a jugar pelota con los churres de la calle Córdova. Regresábamos al atardecer, justo cuando los gallinazos tomaban democráticamente la sangre que salía de un tubo grande y oxidado, incrustado en una peña. El camal, frente al puente se le veía, como una casa de campo rodeada de frondosos y añejos algarrobos.

El valle del Chira, apetitoso, tropical y afrodisíaco, dejaba pasar por su territorio el agua que se perdía para siempre en la bocana de Colán. Los pescadores sabían que en el mar se enfrentaban día y noche y a toda hora con el río que, rencoroso llegaba acompañado de palos, cerdos muertos y aves de toda clase. El Chira, venía torrentoso con sus victimas y su furia. Nosotros sabíamos que era un criminal y malvado, que no respetaba ninguna invocación, ni cosa parecida. El Chira era temible y en Marzo traía toda la furia reprimida y violenta. Su cauce era monstruoso y asustaba a todos los distritos cercanos. Y no era para menos. Una noche entró sin permiso al pueblo de Amotape y en un par de horas destrozó el cuarto de todas las casas que con mucho esfuerzo habían sido levantadas por lo campesinos del lugar. En Febrero del año anterior la lluvia fue inmensa y larga que aumentó el caudal asombrosamente. Cinco millones de litros por segundo era el promedio de los aforos. La lluvia, dañina formó inmensos charcos de agua en la calle Tarapacá, a la altura del local del club “Jorge Chávez”.

Al comienzo se pensó que era un aguacero pasajero y oportuno. A mediados del mes, el río fue ensanchándose y como buscando el mal sacaba de raíz los primeros cocoteros que encontraba a su paso. Pero sus víctimas eran niños y jóvenes que inocentemente se metían en busca de sus aguas. Su deseo era provocar duelos y sentirse odiado. Siempre creyó tener dentro un alma antigua y maldita.

Nadie podía detener su rugido y su velocidad. Ni como desviarlo a otro cauce. Nosotros desde las lomas amargos y molestísimos, requintándole por las playas. Nos retirábamos mentándole la madre, como si la tuviera. Empecinados en desafiarlo, nos tirábamos del mismo puente que miedoso se moría de nervios. El Chira, con sus remolinos entre nuestras piernas como jugando, como diciéndonos: No tengan miedo. Vengan más acá. No les haré nada. Pero sabíamos que iríamos a la muerte. Nunca logró convencernos, por eso cada vez aumentaba su rabia.

Nosotros sabíamos que Marzo era el tiempo de duelo y de la muerte.”Gaña”, se preocupaba, cuando nos veía sin zapatos y con la pelota debajo del brazo. El sabía que iríamos al río a jugar cerca de su orilla y que luego teníamos que darnos nuestro acostumbrado baño de verano. De tanto replicarnos, se encariñó con nosotros. Siempre nos decía: Cuidado con el río.

En el primer trimestre del año, era una costumbre hablar del Chira, hablar de ahogados y de tragedias; era también una buena razón para prolongar la conversación después de la comida. En otoño, sin embargo el río era diferente. Su crueldad se reducía a producir un lento ruido sobre el cauce. En esta época, solían las familias de Sullana, irse a pasar un día de campo, junto a sus orillas y tomaban fotografías desde el pasamayito, donde el valle era deslumbrante e infinito como un cuadro de Van Gogh.

Pero el Chira, ahora crecido y temible era distinto, atormentado, como un loco se proponía arrasar a quien lo desafiara. Pasaba debajo del puente con sus traumas y silbaba rencoroso al pie el puente; por las noches se reía sarcásticamente y agazapado no podía ocultar sus malas intenciones. No le importó nunca que lo conociéramos así. Y nunca se arrepintió que la gente sufriera o que los campesinos tuvieran que pagar tantos daños causados por su furia.

El “Gorila”, que tenía fama de ser el mejor buceador del río en los últimos veinte años, nunca pudo atraparlo. Y cuando hizo para tenderle una tradición. Hasta en el otoño quiso sorprenderlo cuando las aguas eran mansas. El “Gorila”, era su presa numero uno y no lo quiso nunca, lo odiaba y lo maldecía. Y es que nunca le dio la oportunidad de caer en la trampa.

Era una tristeza encontrar la noticia en la casa “Se ahogó tu amigo Yarlequé”

11 comentarios:

Gonzalo Del Rosario dijo...

Una bonita historia sobre la primera juventud.

En especial por la descripción del imponente río Chira.

Ricardo Calderón Inca dijo...

ME GUSTO LAS PERIPECIAS QUE PASÓ EL JOVENZUELO, ME SUENAN A EXPRIENCIAS VIVIDAS.
LO DESCRIPTIVO ESTA PALPABLE EN CADA MOMENTO -SABANAS ROSADAS- POR EJEMPLO, ADEMAS DE LAS JERGAS ADOLESCENTES.
ME PARECIO INTERESANTE SALVO EL FINAL QUE NO ESTUVO MAL PERO CORTO Y DEJO UN SABOR ALMIBARADO EN LA BOCA.

Anónimo dijo...

Que tremenda narracion ,me conmovio mucho por que conocia varios personajes mencionados ,especialmente el Gorila que merece una novela,he reencontrado infancia y adolescencia en mi querida Sullana,la Perla del Chira.que buena,cuando eramos churres.

Anónimo dijo...

Me va disculpar el autor de la narración, pero ningun Cortes ha vivido en el Barrrio Sur, y Griselda tampoco, quizas doña Melitina Ramírez si, pero hay hechos distorsionados, porque al raspadillero de la Plazuela Checa le decían "Gañan" y al parecer solo menciona datos por referencias que le han contado porque la historia de los vecinos cerca a la plazuela Checa del Barrio Sur es otra, y el "Gorila Porras" y no solo el "Gorila" como lo llama el autor, fue un personaje conocido en todo Sullana, por buscar a los ahogados del Rio Chira, y al pacerecer el autor seguro vino solo algún día de vacaciones por Sullana y el resto se lo contaron y se lo contaron mal.Disculpen pero las cosas hay que contarlas bien, como hace poco tambien una persona ha escrito cosas de Sullana y las ha distorsionado todas, porque si hubieron personajes en Sullana, la historia es otra. El Autor no conoce Sullana, y la descripción que hace del Río Chira, no es cierta, el rio Chira tiene agua todo el año y por el proyecto Chira - Piura, es que los Piuranos toman agua y no es tan malo como lo pinta el autor. Creo que debe informarse mejor.

Anónimo dijo...

Buena Felix, felicitaciones me encanta como presentas a los poetas de manera expontanea y especialmente Ruben ortega el poeta mas grande de ecuador, a quien musicalise algunos poemas, gracias Ruben un saludo desde el Perú para ti. atte Oswaldo Benites.

Ricardo Iribarren dijo...

Excelente blog
Una síntesis de belleza poética y de magistral alarde narrativo.
Un abrazo, amigo

efigeniawittortega@gmail.com dijo...

Juan Félix, tengo que comunicarle con mucho pesar que el 30 de diciembre falleció en Loja, mi tío Benjamín Ortega Jaramillo (El Gato). Un abrazo fraterno. efigeniawittortega@gmail.com

Quincenario El Tallán Informa dijo...

Al amigo “Anónimo” que manifiesta que el río Chira tiene agua todo el año. Es verdad, la tiene pero el caudal es diferente. En verano el caudal aumenta y se torna peligroso en función a las lluvias que puede haber en las alturas. Es verdad también, como dice el cuento, que en una oportunidad su caudal llegó a exceder los 5 millones de litros por segundo en un verano, pero también es verdad que hay épocas en que su caudal está en su mínima expresión, tal es así, que recuerdo que todos los alumnos de la clase, en un día de uno de los años de la década del ´60, no recuerdo si fue por la instrucción pre militar, lo cruzamos a pie, a la altura de la loma de Mambré caminamos por las chacras de Marcavelica y regresamos y lo volvimos a cruzar por el mismo sitio. La parte más profunda nos daba a menos de la rodilla. Y es que en esta zona, cuando no había puente y las balsas no podían navegar por la poca profundidad del río, es que los viajeros y comerciantes, lo cruzaban a pie o montados en sus bestias. En época de verano, los viajeros quedaban “varados” en las inmediaciones de la loma de Mambré, esperando que el río bajara su caudal para poder atravesarlo. Aquí en la loma de Mambré se empiezan a asentar los primeros pobladores y que a la postre se convierte en lo que hoy es la ciudad de Sullana.
Bueno, volviendo al tema, en 1971 se inicia la construcción de la represa de Poechos que se inaugura en 1974 y con esto se regula el caudal del Chira y nunca más ocurrieron las dramáticas inundaciones, salvo en 1983 y 1998 en que se tuvo que abrir las compuertas de la represa, porque el agua almacenada amenazaba con rebasarla, ocasionando graves daños pero no de la magnitud de las grandes avenidas que hubo antes de la construcción de la represa.
El cuento es muy nostálgico y trae muchos recuerdos a quienes vivimos nuestra juventud en las décadas del ´50 y ´60. Los personajes citados son reales y hasta algunos con sus propios nombres.
Sobre el final de cuento, me parece que fue muy abrupto y como que queda mucho por decir. Parece que a mi buen pariente, Juan Félix, se le cayó el lapicero en el río…

Anónimo dijo...

"Gañan"....Su nombre fue MANUEL NATIVIDAD VEGA R.!!!....y si tenia familia y tenia hijos!!..y solo era RASPADILLERO. Gracias a las raspadillas trabajó y luchó por los sueños de sus hijos.

ATTE. Su nieta.

Anónimo dijo...

"Gañan"....Su nombre fue MANUEL NATIVIDAD VEGA R.!!!....y si tenia familia y tenia hijos!!..y solo era RASPADILLERO. Gracias a las raspadillas trabajó y luchó por los sueños de sus hijos.

ATTE. Su nieta.

Anónimo dijo...

"Gañan"....Su nombre fue MANUEL NATIVIDAD VEGA R.!!!....y si tenia familia y tenia hijos!!..y solo era RASPADILLERO. Gracias a las raspadillas trabajó y luchó por los sueños de sus hijos.

ATTE. Su nieta.